Hepatitis: qué es, tipos, causas y síntomas

Dr. Pedro Pinheiro
Dr. Pedro Pinheiro

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Hepatitis: qué es, tipos, causas y síntomas

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¿Qué es la hepatitis?

Hepatitis es un término que significa inflamación del hígado. La hepatitis puede ser crónica o aguda y afecta a personas de ambos sexos y de todas las edades y etnias.

Hay varias causas de inflamación del hígado, lo que significa que hay varios tipos de hepatitis.

Las principales causas de la hepatitis son:

  • Virus: hepatitis A, B, C, D y E.
  • Infecciones del hígado.
  • Abuso de alcohol.
  • Medicamentos y drogas.
  • Enfermedad autoinmune (cuando el cuerpo crea anticuerpos contra sí mismo de forma inapropiada).
  • Shock circulatorio o hipotensión grave
  • Esteatohepatitis.

Vamos a hablar brevemente de cada una de las principales causas de hepatitis. Al final, hablaré de los síntomas, que son básicamente los mismos, independientemente de la causa de la hepatitis.

Hepatitis vírica

Varios virus pueden provocar la inflamación del hígado. Podemos citar como ejemplos el dengue, el citomegalovirus y la fiebre amarilla. Sin embargo, llamamos hepatitis vírica sólo a las causadas por virus que atacan específicamente al hígado.

Existen cinco hepatitis víricas: A, B, C, D y E. Los tres primeros corresponden al 95% de los casos.

Contrariamente a lo que el sentido común nos hace creer, los virus que causan la hepatitis viral son muy diferentes. El virus de la hepatitis C es, por ejemplo, mucho más similar genéticamente al virus del dengue que a los otros virus de la hepatitis.

Las hepatitis víricas deben considerarse como enfermedades diferentes, con tratamientos y pronósticos distintos, pero que tienen en común que son virus que causan hepatitis.

Las hepatitis víricas pueden causar hepatitis agudas, que duran sólo unos días o unas semanas, o hepatitis crónicas, que son infecciones persistentes.

Hepatitis A

La hepatitis A se transmite por la vía fecal-oral, es decir, cuando el virus eliminado en las heces de una persona infectada es ingerido por una persona sana.

Es posible que pienses que esto es asqueroso y que nunca te pasaría a ti. Pues bien, la hepatitis A es muy común. Todo lo que se necesita para entrar en contacto con el virus A es nadar en una playa o lago contaminado por aguas residuales, comer algo preparado por alguien que no se lava las manos después de evacuar, o comer marisco de aguas infectadas.

No es de extrañar que los lugares que carecen de saneamiento básico, con alcantarillado a cielo abierto, tengan altos índices de contaminación.

La hepatitis A suele ser más leve que la hepatitis B o C. Cuando se contrae en la infancia, puede pasar desapercibida, confundiéndose con un resfriado común.

En los adultos, la infección por el virus A suele ser más sintomática, causando síntomas de hepatitis aguda. Sin embargo, incluso en los casos sintomáticos, la infección suele curarse espontáneamente. El virus de la hepatitis A rara vez provoca una hepatitis crónica.

Para obtener más información acerca de la hepatitis A, lea: Hepatitis A: qué es, síntomas, tratamiento y vacuna.

Hepatitis B

La hepatitis B suele transmitirse a través del contacto sexual, transfusión de sangre o con agujas contaminadas, no sólo en los usuarios de drogas intravenosas, sino también en tatuajes, piercings y en la acupuntura.

La mayoría de los pacientes también suelen tener una hepatitis subclínica, con síntomas inespecíficos de infección vírica.

El problema de la hepatitis B es que entre el 5 y el 10% no se curan nunca y desarrollan lo que se llama hepatitis crónica, que a largo plazo puede provocar cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado. La probabilidad de que la enfermedad se convierta en crónica es mayor en los niños menores de 5 años y llega al 90% en las infecciones adquiridas por los recién nacidos durante el parto.

El virus de la hepatitis B es 100 veces más infeccioso que el VIH. Se calcula que hay 350 millones de personas con hepatitis B crónica en todo el mundo, de las que se espera que el 25% desarrollen cirrosis o cáncer de hígado.

Para obtener más información acerca de la hepatitis B, lee: Hepatitis B: qué es, síntomas, contagio y vacuna.

Hepatitis C

La hepatitis C tiene las mismas vías de transmisión de la hepatitis B, salvo que es mucho menos infecciosa por vía sexual. Mientras que la vía sexual es el principal medio de transmisión en la hepatitis B, la vía intravenosa es la más común en la hepatitis C.

La gran tragedia de la hepatitis C es que su virus no fue reconocido hasta principios de los años 90. Antes no se sabía que existía y, por tanto, ni las bolsas de sangre para transfusión, ni los donantes, se sometían a pruebas para detectar esta infección.

La hepatitis C aguda suele ser ligeramente sintomática en el 75% de los pacientes. El gran problema es que más del 80% de los infectados evolucionan a una forma crónica. De ellos, el 25% evolucionará hacia la cirrosis o el cáncer en 20 ó 30 años.

Hoy nos llegan las personas que adquirieron el virus en los años 80 y que ahora empiezan a presentar las complicaciones de la infección crónica.

En el mundo hay 170 millones de personas con hepatitis C.

No hay vacuna, pero el tratamiento ha evolucionado mucho en los últimos años, y puede alcanzar tasas de curación de hasta el 90%, dependiendo del subtipo de virus C (hay 3 subtipos).

Para obtener más información acerca de la hepatitis C, lee: Hepatitis: qué es, síntomas y tratamiento.

Hepatitis alcohólica

El alcohol es reconocido como una droga hepatotóxica. La hepatitis alcohólica es un síndrome asociado al consumo prolongado de alcohol. Como toda hepatitis crónica, también puede evolucionar hacia la cirrosis y la insuficiencia hepática. Si el paciente ya es portador de una hepatitis vírica y sigue consumiendo alcohol, el riesgo de cirrosis es mucho mayor.

Las mujeres son más susceptibles a los riesgos del alcohol que los hombres.

El principal tratamiento es la suspensión total del consumo de alcohol.

Hepatitis autoinmune

Como cualquier otra enfermedad autoinmune, este tipo de hepatitis está causada por un mal funcionamiento de nuestro sistema de defensa, que sólo debería atacar a los virus, las bacterias y otros invasores, pero que inapropiadamente empieza a atacar también a las células del hígado.

Si no se trata a tiempo, la hepatitis autoinmune desemboca en una hepatitis crónica que progresa hasta la cirrosis y la insuficiencia hepática. Sin tratamiento, la mitad de los pacientes con hepatitis autoinmune mueren en menos de 5 años.

El 70% de los casos se dan en mujeres. Los factores genéticos están relacionados con el desarrollo de la enfermedad que puede desencadenarse tras una hepatitis viral, una infección por el virus de Epstein-Barr (mononucleosis) o por fármacos, como la metildopa, nitrofurantoína o minociclina.

La hepatitis autoinmune está relacionada con la presencia de autoanticuerpos presentes en la sangre como el ANA, el anti-LKM o el anticuerpo anti-músculo liso.

El tratamiento se realiza con inmunosupresores, como los corticoides y la azatioprina.

Hepatitis medicamentosa

También puede producirse una inflamación del hígado secundaria al uso de algunos medicamentos. Se han descrito más de 900 fármacos o productos llamados «naturales» como causas de hepatitis inducida por medicamentos.

Los más famosos son:

Como puede notar, todos estos son medicamentos comunes en la práctica médica. No podemos saber de antemano quién desarrollará o no la hepatitis. Por lo tanto, es importante evitar la medicación y la automedicación innecesarias. Esto se aplica especialmente a los «medicamentos naturales», que a menudo no tienen los beneficios que se dicen y pueden incluso provocar graves daños en el hígado.

Hepatitis isquémica

La hepatitis isquémica es aquella que se produce debido a una reducción del flujo sanguíneo al hígado.

Ocurre típicamente después de cuadros de shock circulatorio, como en sepsis grave o en estados de insuficiencia cardiaca avanzada. La cocaína puede causar espasmos de las arterias hepáticas y también causar hepatitis isquémica.

Esteatohepatitis

La esteatohepatitis es una forma avanzada de esteatosis hepática, causada por la acumulación de grasa en el hígado. Los principales factores de riesgo son el alcohol, obesidad, diabetes tipo 2 y la hipercolesterolemia.

La esteatohepatitis se explica con detalles en este texto: Hígado graso – Esteatosis Hepática.

Síntomas

Los síntomas de la hepatitis son ictericia (ojos y piel amarillos), coluria (orina color más oscuro) y acolia fecal (heces claras, casi blancas).

Ictericia – piel amarillenta
Ictericia – piel amarillenta

Otros síntomas menos específicos incluyen debilidad, comezón generalizada, náuseas, pérdida de apetito, dolores de hígado y fiebre.

El diagnóstico precoz de la hepatitis es importante, puesto que la interrupción del agente causal o la institución del tratamiento temprano pueden prevenir la progresión a la cirrosis o insuficiencia hepática.

Las principales pruebas de sangre para identificación de una hepatitis son las transaminasas (AST y ALT).

En las hepatitis víricas agudas no existe tratamiento específico, pero el seguimiento es fundamental para identificar aquellas que van a evolucionar para una hepatitis crónica, especialmente en la hepatitis B y C.


Referencias

  • Hepatitis – NIH – National Library of Medicine.
  • What Is Viral Hepatitis? – National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK).
  • Hepatitis – Organización Mundial de la Salud.
  • Hepatitis – Organización Panamericana de la Salud.
  • Sleisenger and Fordtran’s Gastrointestinal and Liver Disease Review and Assessment, 11th Edition.

Autor(es)

Dr. Pedro Pinheiro

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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