Dexametasona: qué es, dosis y para qué sirve

Dr. Pedro Pinheiro
Dr. Pedro Pinheiro

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Dexametasona: qué es, dosis y para qué sirve

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Introducción

La dexametasona, también conocida por los nombres comerciales Decadron y Maxidex, es un medicamento que pertenece a la clase de los glucocorticoides, uno de los más potentes grupos de fármacos antiinflamatorios e inmunosupresores.

Varias son las enfermedades que pueden ser tratadas con ese glucocorticoide, incluyendo problemas de origen reumático, inmunológico, cutáneo, ocular, endocrinológico, pulmonar, sanguíneo, gastrointestinal, neurológico y neoplásico.

A pesar de muy útil, la dexametasona, así como cualquier otro corticoide, es capaz de provocar innumerables efectos secundarios. Cuanto mayor es la dosis y el tiempo de tratamiento, mayor es el riesgo de que aparezcan efectos adversos, algunos de ellos potencialmente graves.

Nota: este texto no pretende ser un prospecto de la dexametasona. Nuestro objetivo es ser menos técnico que un prospecto y más útil a los pacientes que buscan informaciones objetivas y en lenguaje adecuado al público en general.

En este artículo vamos a hablar exclusivamente de la dexametasona. Si buscas información general sobre el grupo de los glucocorticoides, accede a: Glucocorticoides – Tipos, Para qué Sirve y Efectos Secundarios.

¿Qué es la dexametasona?

La dexametasona fue producida por primera vez a finales de la década de 1950 y actualmente forma parte de la Lista de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que abarca los medicamentos más importantes de los sistemas de salud en todo el mundo.

La dexametasona es un glucocorticoide, es decir, una de las formas sintéticas de la hormona cortisol, que en nuestro organismo es producido por la glándula suprarrenal.

El cortisol tiene diversas funciones en nuestro cuerpo, siendo las más importantes:

  • Regulación del sistema inmunitario.
  • Crecimiento óseo.
  • Metabolismo de la glucosa, de las grasas y de las proteínas.
  • Acción antiinflamatoria.
  • Regulación de los electrólitos (sales minerales) de la sangre,
  • Auxilio en los procesos de cicatrización.

La dexametasona es un corticoide de alta potencia, siendo aproximadamente 25 a 30 veces más fuerte que el cortisol natural, lo que permite que sea fácilmente utilizada en dosis muy por encima de las que nuestro cuerpo suele producir naturalmente. Solamente como comparación, 0,75 mg de dexametasona tiene la misma potencia de 5 mg de prednisona, otro corticoide sintético muy utilizado en la Medicina.

Los corticoides, cuando se administran en dosis altas, presentan acción antiinflamatoria e inmunosupresora, por lo que se utilizan con frecuencia en las enfermedades de origen inflamatorio e inmunológico, como veremos más adelante. Cuanto mayor es la dosis del corticoide, más inmunosupresión provocará, habiendo mayor riesgo, por lo tanto, del surgimiento de infecciones oportunistas.

Indicaciones – Para qué sirve

El número de condiciones médicas que se pueden tratar con la dexametasona es tan grande que es difícil citar todas. La lista siguiente es muy grande, pero no está completa.

  • Enfermedades del origen alérgico: rinitis alérgica, asma bronquial, dermatitis de contacto, dermatitis atópica, enfermedad del suero, reacciones de hipersensibilidad a medicamentos, edema laríngeo no infeccioso y urticaria.
  • Enfermedades reumatológicas: lupus eritematoso sistémico, carditis reumática aguda, artritis psoriásica, artritis reumatoide, espondilitis anquilosante, bursitis aguda y subaguda, la tenosinovitis aguda, artritis gotosa, osteoartritis postraumática, epicondilitis, dermatomiositis y polimiositis.
  • Enfermedades dermatológicas: pénfigo, dermatitis bullosa, síndrome de Stevens-Johnson, dermatitis exfoliativa, eritrodermia exfoliativa, micosis fungoide, psoriasis grave, dermatitis seborreica grave, queloide, líquido simple crónico, alopecia areata.
  • Prueba de diagnóstico: diagnóstico de hiperfunción adrenocortical.
  • Trastornos endocrinos: insuficiencia adrenal, hiperplasia adrenal congénita, tiroiditis no supurativa, hipercalcemia asociada al cáncer.
  • Enfermedades gastrointestinales: para proteger al paciente durante el período crítico de la colitis ulcerosa o de la enteritis regional.
  • Cambios hematológicos: púrpura trombocitopénica idiopática, anemia hemolítica autoinmune, aplasia pura de los glóbulos rojos.
  • Neoplasias: manejo paliativo de leucemias y linfomas en adultos y leucemia aguda de la infancia.
  • Sistema nervioso: exacerbaciones agudas de la esclerosis múltiple, edema cerebral asociado a un tumor cerebral primario o metastásico.
  • Enfermedades oftalmológicas: procesos alérgicos e inflamatorios graves que involucran el ojo, tales como conjuntivitis alérgica, queratitis, blefaritis alérgica, úlceras alérgicas de la córnea, herpes zóster oftálmico, iritis e iridociclitis, coriorretinitis, uveítis posterior difusa y coroiditis, neuritis óptica, arteritis temporal.
  • Enfermedades respiratorias: sarcoidosis, síndrome de Löeffler, beriliosis, tuberculosis pulmonar fulminante o diseminada en asociación con antibioterapia apropiada, neumonitis por aspiración, neumonías eosinofílicas idiopáticas.

Dexametasona para COVID-19

En 16 de junio de 2020, investigadores de la Universidad de Oxford, Reino Unido, anunciaron que el brazo del estudio RECOVERY (Evaluación aleatorizada de Covid-19 thERapY) que probó la dexametasona mostró una reducción de la mortalidad en los casos más graves.

Desde septiembre de 2020, la OMS recomienda el uso de dexametasona 6 mg durante 7 a 10 días para todos los pacientes con criterios de gravedad de Covid-19:

  • Saturación de oxígeno < 90% en aire ambiente.
  • Frecuencia respiratoria > 30 respiraciones por minuto.
  • Signos de dificultad respiratoria grave (es decir, uso de músculos accesorios,
    incapacidad para completar oraciones completas; y en niños, muy severa
    tiraje de la pared torácica, gruñidos, cianosis central o presencia de cualquiera
    otros signos generales de peligro).

Es importante destacar que el uso de corticosteroides al comienzo de la infección puede empeorar la condición al facilitar la replicación del virus. Los resultados positivos se obtuvieron en las etapas avanzadas de la enfermedad, cuando el virus ya no es el riesgo principal, sino la intensa reacción inflamatoria generada por el sistema inmunitario del paciente.

Nombres comerciales y presentaciones

La dexametasona es un fármaco presente en el mercado desde hace muchos años, ya disponible bajo la forma genérica. Se puede encontrar en varias presentaciones, siendo las más comunes: comprimidos, elixir, crema dermatológica, solución nasal, colirio e inyectable (intramuscular, intraarticular o intravenosa).

Las formas inyectables suelen encontrarse en la forma de fosfato disódico de dexametasona, y las formas por vía oral como acetato de dexametasona.

Los nombres comerciales más conocidos de dexametasona son:

  • Argentina: Decadron, Dexalaf, Dexameral, Dexamfor, Dexatotal, Duo Decadron, Fadametasona, Lormine.
  • Chile: Cortyk, Maxidex, Ozurdex.
  • España: Fortecortin, Maxidex, Maxitrol, Ozurdex.
  • México: Adrecort, Alin, Azona, Brulin, Cortidex, Cryometasona, Decadron, Rayere.
  • Paraguay: Aerodex, Citol Dexa, Decadron, Doxatar, Duo Decadron, Inducort, Zicacort.
  • Perú: Cortidex, Cortizol, Dexacort, Dexam, Dexasona, Medicort.
  • Uruguay: Corodex, Dexa Ion, Dinedrox.
  • Venezuela: Decalona, Decobel, Dexacort, Dexamin, Maradex.

Posología – Cómo tomar

Como existen decenas de enfermedades que pueden ser tratadas y varias formas de presentación de la dexametasona, desde inyecciones hasta colirios, las posologías posibles varían mucho de caso a caso, y deben ser individualizadas según la gravedad de la enfermedad, la edad y la respuesta del paciente.

En la presentación oral, ya sea en tabletas o elixir, la dosis diaria suele ser de 0,5 a 15 mg, dividida en 1 a 4 tomas diarias, de acuerdo con cada caso. En las enfermedades más graves, como mieloma múltiple o púrpura trombocitopénica idiopática, la dosis diaria puede llegar a 40 mg. En la mayoría de los casos, sin embargo, la dosis de dexametasona suele estar entre 0,5 y 4,0 mg al día.

En los trastornos alérgicos agudos o en las exacerbaciones de los cuadros crónicos, como, por ejemplo, en los casos de rinitis alérgica, asma bronquial alérgica estacional, urticaria medicamentosa o dermatitis de contacto, se sugiere el siguiente esquema durante una semana:

  • Día 1: Inyección intramuscular de 4 a 8 mg de fosfato disódico de dexametasona.
  • Días 2 y 3: 1,0 mg de acetato de dexametasona por vía oral, dos veces al día.
  • Días 4 y 5: 0,5 mg de acetato de dexametasona por vía oral, dos veces al día.
  • Días 6 y 7: 0,5 mg de acetato de dexametasona por vía oral, una vez al día.

En los casos de inyecciones locales para artritis, bursitis y tendinitis, el tratamiento suele hacerse con una dosis única de 0,5 a 4,0 mg.

En el caso de los colirios, la dosis más común es de 1 a 2 gotas, de 3 a 4 veces al día.

Efectos secundarios – Reacciones adversas

Así como cualquier fármaco del grupo de los glucocorticoides, la dexametasona presenta una lista inmensa de posibles efectos colaterales, que varían desde problemas meramente estéticos hasta el desarrollo de enfermedades más graves, tales como diabetes mellitus, hipertensión, glaucoma e infecciones.

Cuanto mayor es la dosis y el tiempo de tratamiento, más probable es la ocurrencia de efectos colaterales. Los tratamientos cortos, durante solamente una semana, no suelen provocar efectos adversos relevantes. Por otro lado, como la dexametasona es un corticoide de alta potencia, tratamientos más prolongados, principalmente aquellos con más de 3 semanas de duración, suelen causar efectos indeseados y pueden provocar insuficiencia suprarrenal (explicamos más adelante).

Los efectos secundarios son más extensos cuando la dexametasona se administra en forma oral o intravenosa. En las formas tópicas, como en los casos de los colirios y cremas dermatológicas, los efectos adversos son más blandos y suelen quedar restringidos al sitio de la aplicación.

Los efectos secundarios más importantes del uso prolongado de la dexametasona son:

La lista anterior cita solamente algunos de los posibles efectos. La dexametasona es un medicamento cuyo uso debe estar muy bien indicado, de lo contrario, hay riesgo de que el tratamiento haga más mal que bien.

El riesgo de infecciones oportunistas comienza a ser relevante a partir de dosis diarias de 6 mg de dexametasona o cuando la dosis acumulativa total del tratamiento supera los 100 mg. Incluso las dosis más bajas, como 1,5 mg al día, pueden causar inmunosupresión si el tratamiento dura varias semanas.

En todos los pacientes medicamentos con corticoides, debemos usar siempre la menor dosis posible durante el menor tiempo posible. Los tratamientos prolongados o con dosis altas por más de 2 a 3 semanas solamente deben ser hechos cuando los maleficios de la enfermedad a tratar son más graves que los posibles efectos secundarios.

Interrupción del tratamiento

Como los corticoides inhiben la producción natural del cortisol por la suprarrenal. Por lo tanto, la interrupción repentina del fármaco después del tratamiento por tiempo prolongado puede provocar un cuadro de insuficiencia suprarrenal, que es una situación potencialmente mortal.

El riesgo de inhibición prolongada de la glándula suprarrenal es mayor en los tratamientos con dosis superiores a 1,5 a 2,0 mg que duran más de 3 semanas. En estos casos, la dexametasona no debe suspenderse a la vez. En vez de eso, se debe hacer un «destete» del fármaco, que puede durar hasta algunos meses en los pacientes que han hecho uso prolongado y con dosis elevadas.

Hay varios esquemas diferentes de destete, no habiendo un protocolo que sea más eficaz. En general, se sugiere una reducción de un 10 a 20% de la dosis cada 1 o 2 semanas. El objetivo del destete es dar tiempo para que el organismo del paciente vuelva a producir el cortisol de forma natural.

Contraindicaciones – Cuándo no utilizar

La prescripción de la dexametasona, principalmente en dosis elevadas, debe evitarse en los siguientes casos:

  • Pacientes con infección activa y aún sin tratamiento antibiótico apropiado.
  • Hipertensión mal controlada.
  • Insuficiencia cardíaca descompensada.
  • Diabetes mellitus mal controlada.
  • Osteoporosis.
  • Úlcera duodenal o gástrica activa.
  • Trastornos psiquiátricos mal controlados.
  • Diverticulitis.
  • Neoplasias activas (cuando la propia dexametasona no forma parte del tratamiento).

Mujeres embarazadas

La dexametasona no está contraindicada durante la gestación, pero se debe evitar su uso. Cuando los corticoides son necesarios en el embarazo, se recomienda el uso de la menor dosis efectiva por el menor período de tiempo, evitando altas dosis durante el primer trimestre.

Interacciones medicamentosas

  • Medicamentos que pueden disminuir la eficacia de la dexametasona: fenobarbital, fenitoína, rifampicina, antiácidos y efedrina.
  • Medicamentos que pueden aumentar el riesgo de efectos secundarios de la dexametasona: medicamentos a base de estrógenos, diltiazem, salicilatos, fluconazol y ritonavir.
  • Medicamentos cuyos efectos adversos pueden ser potenciados por la dexametasona: diuréticos, antiinflamatorios, digoxina, anfotericina B, warfarina, alcohol.

Referencias


Autor(es)

Dr. Pedro Pinheiro

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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