Laberintitis: qué es, síntomas, causas y tratamiento

Dr. Pedro Pinheiro
Dr. Pedro Pinheiro

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Laberintitis: qué es, síntomas, causas y tratamiento

Tiempo estimado de lectura del artículo: 4 minutos

¿Qué es la laberintitis?

La laberintitis, también conocida como neuritis vestibular, neurolaberintitis o vestibulopatía periférica aguda es una enfermedad benigna y autolimitada que causa intensos vértigos.

Llamamos vértigo al mareo que tiene carácter rotatorio, es decir, tenemos la impresión de que nosotros o nuestro entorno está girando.

A pesar de ser una enfermedad benigna y con recuperación completa en la mayoría de los casos, durante las crisis, los síntomas de la laberintitis, como mareos, náuseas, vómitos y desequilibrio, pueden ser bastante incapacitantes.

La laberintitis es causada por una inflamación del oído interno, región donde se ubica una estructura llamada laberinto, responsables del nuestro equilibrio. Entre todas las causas de los vértigos, la laberintitis es la más común.

Para entender qué es la laberintitis primeramente se debe saber qué es el laberinto y cómo funciona el oído interno.

Laberinto y oído interno

El laberinto es la estructura responsable tanto de la audición como del equilibrio. El laberinto consta de dos partes principales:

  • Cóclea: es una pequeña estructura con forma de caracol que convierte las vibraciones del sonido en impulsos nerviosos que viajan al cerebro.
  • Sistema vestibular: consiste en una red compleja de canales semicirculares que juegan un papel importante en el mantenimiento del equilibrio, brindando información sobre la orientación espacial del cuerpo.
Laberinto – oído interno
Laberinto – Oído interno

El interior del laberinto está lleno de líquido. El cerebro utiliza el movimiento de estos fluidos para identificar movimientos, conocer la posición del cuerpo y mantenernos en equilibrio.

Las informaciones pasadas por medio del laberinto a través del movimiento de estos líquidos ayudan al cerebro a interpretar movimientos angulares, aceleraciones lineales y fuerzas gravitacionales.

Quien «siente» y lleva estos movimientos de los líquidos a fin de ser interpretados por el cerebro es el nervio vestibulococlear, también llamado nervio auditivo.

El nervio auditivo tiene dos ramas, cada uno responsable de una de las funciones básicas del oído: la rama coclear informa al cerebro sobre sonidos recogidos por el oído, mientras que la rama vestibular informa sobre los movimientos de nuestro cuerpo captadas por el aparato vestibular.

Solamente como una curiosidad: ¿sabes por qué nos quedamos mareados después de girar varias veces? Porque cuando dejamos de girar, a pesar de que ya estamos parados, los líquidos dentro de nuestro oído interno siguen en movimiento de rotación durante unos segundos, haciendo con que el cerebro interprete que aún estamos girando. Si cerramos los ojos, los mareos aumentan aún más, porque con los ojos abiertos, la visión alerta al cerebro que estamos parados, mitigando así el mensaje equivocado que el nervio auditivo está enviando.

El término laberintitis ha sido mal utilizado para designar cualquier enfermedad del laberinto. De hecho, la laberintitis es la inflamación del laberinto y/o de la porción vestibular del nervio auditivo, encargado de inervar el laberinto. No todas las enfermedades del laberinto son laberintitis.

Causas

La inflamación del laberinto afecta sus estructuras, interfiere con el movimiento de líquidos en su interior e incluso dificulta la transmisión de impulsos nerviosos al cerebro. Con esto, el cerebro comienza a malinterpretar las señales del oído interno, dando como resultado síntomas como mareos, desequilibrio, náuseas e incluso pérdida de audición.

Laberintitis viral

La inflamación del laberinto suele ser causada por una infección viral. En al menos el 50% de los casos, el paciente informa haber tenido una virosis respiratoria reciente, como gripe, resfriado, enfermedad de manos, pies y boca o incluso gastroenteritis viral.

Los virus más relacionados con la aparición de laberintitis son:

  • Influenza (gripe).
  • Parainfluenza (resfriado).
  • Adenovirus (resfriado y gastroenteritis).
  • Virus sincitial respiratorio (resfriado).
  • Citomegalovirus.
  • Paramixovirus (paperas).
  • Varicela-zoster (varicela y herpes zóster)
  • Virus de la rubéola.
  • Herpes simple 1 (herpes labial)
  • Coxsackievirus (enfermedad de manos, pies y boca).

Una forma distinta de laberintitis puede surgir en pacientes con herpes zoster. La condición se llama síndrome de Ramsay-Hunt, y los síntomas habituales son vértigo, pérdida de audición, lesiones en la piel y parálisis facial.

Laberintitis bacteriana

Más raramente, la laberintitis puede ser causada por una infección bacteriana, que generalmente ocurre después de una otitis media o una meningitis bacteriana.

La laberintitis de origen bacteriano es un caso más severo que la laberintitis viral, pudiendo evolucionar con sordera permanente y sepsis.

Las bacterias más relacionadas con la laberintitis bacteriana son:

  • Streptococcus pneumoniae.
  • Haemophilus influenzae.
  • Moraxella catarrhalis.
  • Neisseria meningitidis.
  • Streptococcus sp.
  • Staphylococcus sp.
  • Proteus sp.
  • Bacteroides sp.
  • Mycobacterium tuberculosis.

Factores de riesgo

Algunos factores aumentan el riesgo de desarrollar laberintitis. Los principales son:

  • Consumo frecuente y exagerado de bebidas alcohólicas.
  • Cansancio.
  • Antecedentes de alergias.
  • Tabaquismo
  • Estrés.
  • Consumo excesivo de café.

Síntomas

El principal síntoma de la laberintitis es un repentino e intenso vértigo, comúnmente asociado con náuseas, vómitos y desequilibrio al caminar. El cuadro de vértigo suele ser tan fuerte que el paciente busca reposo en la cama.

Un signo importante del vértigo es la presencia de nistagmo: movimientos oculares involuntarios, rápidos y cortos, generalmente en dirección lateral. Ocurre en la laberintitis y  en todas las enfermedades que evolucionan con vértigo.

Los mareos del tipo vértigo también tienen como característica el hecho de presentar períodos de mejoría y empeoramiento a lo largo de los días. El vértigo usualmente suele empeorar cada vez que hay un movimiento brusco de la cabeza.

Cuando la laberintitis es causada por la inflamación del laberinto, también ocurre una pérdida auditiva en el oído afectado.

El cuadro de pérdida de audición suele ser de leve a moderada intensidad, siendo más evidente para los sonidos de alta frecuencia. También es común la presencia de tinnitus (zumbido en los oídos).

Cuando la laberintitis ataca solamente la rama vestibular del nervio auditivo, lo que caracteriza una neuritis vestibular pura, solamente existen mareos sin pérdida de la audición ya que la rama coclear está intacta.

Algunos médicos distinguen entre laberintitis y neuritis vestibular al llamar laberintitis solamente los casos donde hay pérdida de la audición, lo que indica inflamación del laberinto y no de la rama vestibular del nervio auditivo.

Por lo tanto, los síntomas de la laberintitis son:

  • Vértigos.
  • Náuseas con o sin vómitos.
  • Desequilibrio.
  • Pérdida de la audición.
  • Tinnitus (zumbido en los oídos).
  • Nistagmo (movimientos oculares laterales involuntarios).

En la laberintitis, no están presentes otros signos y síntomas neurológicos, como alteración del habla, dificultad para tragar, desorientación, pérdida de fuerza en las extremidades, pérdida de sensibilidad y dolor de cabeza.

Si el paciente tiene uno o más de estos síntomas neurológicos, es necesario pensar en la hipótesis de un ACV.

Duración de los síntomas

La laberintitis es una enfermedad autolimitada que mejora espontáneamente, pero en algunos casos los síntomas pueden durar varias semanas.

Por regla general, los primeros 2 o 3 días son los peores, con el cuadro presentando una mejora gradual en los próximos días. Un mareo residual, sobre todo después de movimientos bruscos de la cabeza, puede persistir durante varios meses.

Solamente un 1% a 2% de los pacientes que tuvieron laberintitis presentan recurrencia de la enfermedad, en general en el oído no afectado.

Diagnóstico

No existe una prueba específica que apunte al diagnóstico de laberintitis. El diagnóstico se realiza en base a los síntomas del paciente, el examen físico y la historia clínica.

na prueba que el médico puede hacer en el consultorio es la llamada prueba de impulso cefálico, que es positiva en aproximadamente el 80% de los pacientes con laberintitis.

Esta prueba se realiza de la siguiente manera: el paciente debe estar en reposo y con la mirada fija en algún punto frente a él. Luego, el médico gira lateralmente la cabeza hacia cada lado y le pide al paciente que intente mantener la mirada al frente.

prueba de impulso cefálico
Prueba de impulso cefálico sugestiva de lesión en el oído derecho. La mirada se desvía junto con la cabeza hacia la derecha.

Los pacientes con laberintitis no pueden mantener la mirada fija. Se desvía la mirada junto con la cabeza hacia el lado donde se inflama el oído interno. El ojo acompaña a la cabeza y segundos después el paciente corrige voluntariamente, devolviendo la mirada al punto fijo. En la ilustración anterior, la paciente tiene laberintitis en el oído derecho.

Las pruebas de imagen, como la tomografía computarizada o la resonancia magnética, están indicadas cuando el médico sospecha que el vértigo tiene su origen en una lesión del sistema nervioso central y no del oído interno. Los pacientes mayores con factores de riesgo de ictus son el grupo que más se beneficia de estas pruebas.

Tratamiento

Como ya se mencionó, la laberintitis es una condición autolimitada que mejora por sí sola con el tiempo. Sin embargo, los síntomas suelen ser muy intensos, incómodos y a veces prolongados, lo que justifica la prescripción de medicación sintomática.

Reposo e hidratación están indicados para todos los casos.

El uso de corticoides parece acelerar la curación de las laberintitis de origen viral. El régimen más común es un curso de 10 días de prednisona en la siguiente dosis:

  • 60 mg diarios en los días 1 a 5.
  • 40 mg en el día 6.
  • 30 mg en el día 7.
  • 20 mg en el día 8.
  • 10 mg en el día 9.
  • 5 mg en el día 10.

El uso de medicamentos sintomáticos para controlar los síntomas también está indicado, siendo que los más utilizados son:

  • Antieméticos (contra mareos), como metoclopramida, domperidona, ondansetrón o prometazina.
  • Antihistamínicos (antialérgicos) de primera generación, como la difenhidramina o el dimenhidrinato.
  • Benzodiazepinas (ansiolíticos), como alprazolam, clonazepam, lorazepam o diazepam.

Aunque brindan alivio sintomático, los medicamentos sintomáticos enumerados anteriormente solo deben usarse durante las primeras 48 horas. Al suprimir la actividad del sistema vestibular, se cree que afectan la respuesta de compensación del sistema nervioso central, lo que retrasa la recuperación total.

La laberintitis bacteriana debe tratarse con antibióticos según la bacteria que causa la infección.


Referencias


Autor(es)

Dr. Pedro Pinheiro

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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