Introducción
El embarazo es una etapa de vida de la mujer en la que suelen presentar sentimientos ambiguos. A pesar de la felicidad y de la emoción al saber que muy pronto va a ser mamá, el embarazo también puede hacer con que la mujer se sienta miserable. Náuseas, fatiga, sueño excesivo, acidez en el estómago, dolor de barriga, piernas hinchadas, inestabilidad emocional, necesidad de orinar todo el tiempo, surgimiento de estrías son solamente algunos de los signos y síntomas molestos del embarazo.
Aunque estos síntomas inoportunos sean esperados de alguna manera e incluso considerados normales en un embarazo saludable, es necesario que las mujeres embarazadas tengan suficiente atención y no rotulen inmediatamente cualquier síntoma inconveniente como una de las muchas molestias del embarazo.
Náuseas son normales, pero náuseas excesivas, que impiden la mujer embarazada de alimentarse e hidratarse, no pueden ser ignoradas. De la misma forma, dolor abdominal en el embarazo es muy común, pero un dolor abdominal de gran intensidad, asociado a contracciones uterinas y pérdidas de sangre por la vagina, puede ser una señal de amenaza de aborto.
Si estás embarazada y no sabes las señales de advertencia, es probable que termines descuidándote de los síntomas importantes que puedan surgir durante el embarazo. No buscar al médico a tiempo pode por terminar dañando la salud de tu bebé en tu vientre.
En este artículo vamos a hablar sobre 10 signos y síntomas que pueden indicar algún problema en el embarazo y que nunca deben ser ignorados por las mujeres embarazadas.
Problemas en el embarazo
Sangrado vaginal
Pequeñas pérdidas de sangre por la vagina, sin otros síntomas asociados, pueden ocurrir en cualquier momento de la gestación, sin que necesariamente indique un problema. La mayoría de sangrados durante el embarazo es de pequeño volumen y se origina en pequeñas lesiones de la zona genital femenina, que generalmente no causan ningún riesgo al feto.
Hay, sin embargo, algunas de las características del sangrado vaginal que hablan demasiado a favor de las complicaciones. Son ellas:
- Sangrado voluminoso o persistente.
- Presencia de coágulos.
- Sangrado asociado con relevante dolor abdominal o pélvico.
- Sangrado asociado con contracciones uterinas frecuentes e intensas
- Sangrado asociado a la caída de la presión arterial.
- Sangrado vaginal en mujeres que ya han tenido un aborto espontáneo.
Es esencial señalar que inclusive un sangrado vaginal sin los signos de riesgo mencionados anteriormente debe ser reportado a tu obstetra. El hecho de que los pequeños sangrados son relativamente comunes no significa que necesariamente que son benignos. Siempre es mejor prevenir que lamentar.
Entre los problemas más graves que pueden cursar con sangrado vaginal durante la primera mitad del embarazo incluyen:
- Aborto o amenaza de aborto.
- Embarazo ectópico.
Entre los problemas más graves que pueden ir con sangrado vaginal durante la segunda mitad de embarazo incluyen:
- Amenaza de parto prematuro.
- Placenta previa.
- Desprendimiento prematuro de placenta.
- Rotura uterina.
Dolor abdominal
Así como el sangrado vaginal, ligeros dolores de barriga son eventos comunes e inocentes durante el embarazo. Sin embargo, si alguno de los síntomas a continuación está presente, la mujer debe entrar inmediatamente en contacto con el obstetra:
- Dolor abdominal intenso y persistente.
- Dolor abdominal asociado a vómitos.
- Dolor abdominal con diarrea con sangre.
- Dolor abdominal con fiebre.
- Dolor abdominal con sangrado vaginal.
- Dolor abdominal causado por contracciones uterinas.
- Dolor abdominal con pérdida de líquido por la vagina.
- Dolor abdominal asociado a dolor al orinar
Entre los problemas de salud que pueden causar un dolor abdominal pertinente durante el embarazo incluyen:
- Embarazo ectópico.
- Aborto espontáneo.
- Dolor del ligamento redondo.
- Trabajo de parto.
- Desprendimiento prematuro de la placenta.
- Preeclampsia.
- Infección urinaria en el embarazo.
- Enfermedades intraabdominales no relacionadas al embarazo, como apendicitis, colecistitis, pancreatitis, gastroenteritis infecciosa o cálculo renal.
Si quieres saber sobre las diversas causas de dolor abdominal en el embarazo, accede al siguiente artículo: PRINCIPALES CAUSAS DE DOLOR ABDOMINAL EN EL EMBARAZO.
Náuseas y vómitos
Tener náuseas en las primeras semanas de embarazo es uno de los más típicos y conocidos síntomas del embarazo. Sin embargo, hay un límite para lo que consideramos una náusea “normal” de la mujer embarazada.
En la mayoría de las mujeres embarazadas, las náuseas son intermitentes. Es común haber una alternancia entre hambre y náuseas a lo largo del día. Aunque incómodas, las náuseas del embarazo raramente causan problemas al feto. La mayoría de las mujeres embarazadas logra alimentarse durante los períodos de alivio de las náuseas, manteniendo una adecuada ingesta de nutrientes.
Sin embargo, a diferencia de otros tipos de náuseas y vómitos que sentimos a lo largo de la vida, en la náusea, enfermedad típica del embarazo, no hay otros síntomas gastrointestinales asociados, como fiebre, diarrea y cólicos intensos. La presencia de estos síntomas señala un problema más grave que solamente una simple enfermedad del embarazo.
Otro signo de gravedad son vómitos intensos e incontrolables, haciendo con que la mujer embarazada no pueda alimentarse o hidratarse correctamente. Si estás embarazada, tienes vómitos frecuentes y has perdido por lo menos dos kilos a causa de estos problemas, buscas a un médico, porque podemos estar ante el diagnóstico de hiperémesis gravídica.
La hiperémesis gravídica ocurre en hasta un 2% de los embarazos y se caracteriza por vómitos, incoercibles, que no responden al tratamiento, asociados a deshidratación, cambios hidroelectrolíticos y pérdida de peso. Como la mujer embarazada no puede alimentarse o ingerir líquidos, ella termina por necesitar ser hospitalizada para la administración de líquidos intravenosos.
Si deseas saber más acerca de las náuseas del embarazo, lee: NÁUSEAS Y VÓMITOS EN EL EMBARAZO.
Contracciones uterinas antes de la hora
Durante el embarazo hay dos tipos de contracción uterina: las sin dolor e inocentes y las dolorosas y que pueden llevar a la expulsión del feto.
Contracciones sin dolor, llamadas contracciones de Braxton Hicks, generalmente surgen en el 2 º trimestre del embarazo y sirven como «entrenamiento» para el útero en el momento del parto. Las contracciones de Braxton Hicks causan más incomodidad que dolor y son de corta duración, con intervalos irregulares y de baja frecuencia.
Por otra parte, las contracciones uterinas dolorosas son las que están asociadas con el inicio del trabajo de parto. Si la mujer ya está con más de 38 semanas de embarazo, es natural que ellas ocurran. El problema es cuando estas contracciones dolorosas empiezan a aparecer antes de la 37ª semana de embarazo, llevando al riesgo de parto prematuro.
Si tienes menos de 37 semanas de embarazo y presentas contracciones uterinas con las siguientes características, por favor, ponte en contacto con tu obstetra:
- Contracciones uterinas dolorosas.
- Frecuentes y rítmicas contracciones uterinas, intensificando con el paso de las horas.
- Sangrado vaginal leve.
- Rotura de la bolsa de agua.
- Sensación de presión en la región pélvica.
Flujo vaginal
Los cambios hormonales naturales del embarazo pueden hacer con que la mujer embarazada tenga un flujo vaginal inocente. En general, esto flujo benigno es de pequeño volumen, coloración clara e inodora.
Sin embargo, algunas complicaciones del embarazo o infecciones ginecológicas pueden manifestarse con flujo vaginal. Busca tu obstetra caso el flujo venga acompañado por cualquiera de las siguientes características:
- Fiebre.
- Fuerte olor.
- Flujo claramente purulento.
- Flujo o excesivo.
- Flujo con sangre.
- Dolor pélvico.
- Intenso picor vaginal.
- Sensación de ardor o dolor en la vagina.
- Dolor al orinar.
Si quieres saber más sobre los diferentes tipos de flujo vaginal, lee: FLUJO VAGINAL EN EL EMBARAZO.
Dolor al orinar
Dolor al orinar, llamada disuria, es uno de los más clásicos síntomas de infección urinaria, principalmente de la cistitis, que es una infección de la vejiga.
La cistitis se produce en aproximadamente 1 a 2% de las mujeres embarazadas. Como el riesgo de aumento de las bacterias hacia a los riñones es mayor en las mujeres embarazadas, la cistitis de la mujer embarazada es considerada un cuadro más severo que las cistitis de las mujeres no embarazadas.
La infección urinaria en el embarazo se asocia con un mayor riesgo de infección renal (pielonefritis) de la madre y del nacimiento prematuro, bajo peso fetal y aumento de la mortalidad perinatal.
Además del dolor al orinar, otros signos y síntomas de infección urinaria que debes conocer son:
- Cualquier tipo de molestias en la región genital que se presente al orinar (dolor, ardor, quemazón, pesadez, punzadas, etc.).
- Ganas de orinar con frecuencia.
- Dificultad en contener la orina.
- Ganas de orinar aún con la vejiga vacía.
- Sangre en la orina.
Hablamos específicamente de infección urinaria en el embarazo en el siguiente artículo: INFECCIÓN URINARIA EN EL EMBARAZO – Síntomas, Causas y Tratamiento.
Hinchazón asimétrica en las piernas
Todo el mundo sabe que las mujeres embarazadas retienen líquidos y prácticamente todas las mujeres embarazadas tienen algún grado de edema en las piernas en el tercer trimestre del embarazo.
Sin embargo, hay situaciones en las que la aparición de edema en los miembros inferiores debe encender la señal de advertencia. La principal es cuando una pierna empieza a quedarse desproporcionadamente más hinchada que la otra.
El embarazo aumenta el riesgo de trombosis venosa profunda (TVP) y un edema asimétrico puede ser el primer signo de una gran vena de la pierna obstruida por un trombo (coágulo). La trombosis de los miembros inferiores es un cuadro peligroso, porque es el principal factor de riesgo para la embolia pulmonar.
Además de la hinchazón asimétrica, otros signos de TVP del miembro inferior son el enrojecimiento local, dolor, aumento de temperatura de la pierna afectada y una hinchazón «endurecida» alrededor del área trombosada.
Explicamos más detalladamente la trombosis de los miembros inferiores en el siguiente artículo: TROMBOSIS VENOSA PROFUNDA – Causas, Síntomas y Tratamiento.
Reducción de los movimientos del bebé
La mayoría de los bebés comienza a moverse en el útero a partir de la 7ª o 8ª semana de embarazo. Sin embargo, en esta etapa, todavía son muy pequeños y sus movimientos son imperceptibles para la madre.
Los movimientos del bebé empiezan a notarse desde la 16ª semana, pero son todavía bajos. Las mujeres que han experimentado otros embarazos tienen más facilidad para reconocer sus fetos “pateando”, mientras que las madres por primera vez a menudo solamente pueden identificar los movimientos del bebé después de la 20ªsemana.
A partir del tercer trimestre, sin embargo, los movimientos fetales se convierten fácilmente identificables, muchas veces visibles a través del abdomen de la madre. En esta etapa, las mujeres embarazadas pueden decir fácilmente cuando el bebé está despierto o durmiendo.
Una abrupta disminución en los movimientos fetales puede ser un signo de complicación del embarazo. Por esta razón, algunos obstetras recomiendan que pases algún tiempo en el día contando las patadas de tu bebé. Puedes elegir una hora del día cuando tu bebé esté generalmente activo. Cuenta cuántas «patadas» el bebé da en cada hora para que tengas una idea de cuán activo él suele ser.
Si empiezas a sentir tu bebé más tranquilo de lo habitual y que el número de patadas en las próximas 2 o 3 horas estén muy por debajo de lo esperado, ponte en contacto con tu obstetra. Pero antes de desesperarte, recuerda que el bebé puede dormir. Lo ideal es que sepas qué hora del día él suele ser más agitado.
Fiebre
La fiebre es una señal obvia de que algo está mal, esté la mujer embarazada o no. Sin embargo, es importante reafirmar la necesidad de entrar en contacto con tu obstetra si las mujeres embarazadas comienzan a presentar temperaturas superiores a 37,5°C durante más de 24 horas. Si la mujer embarazada tiene fiebre superior a 38,5°C, el contacto con el obstetra debe ser inmediato.
Infecciones durante el embarazo aumentan el riesgo de complicaciones para la madre y el feto. Algunas de ellas están asociadas, incluyendo un mayor riesgo de parto prematuro.
Signos de preeclampsia
La preeclampsia es una complicación grave que puede surgir durante la segunda mitad del embarazo, generalmente después de la 20a semana de embarazo.
La preeclampsia ocurre en un 5% a 10% de los embarazos. El 75% de los casos son leves y el 25% son severos. Los signos y síntomas de preeclampsia son:
- Hipertensión arterial que se produce después de la 20ª semana de embarazo.
- La pérdida de proteína en la orina generalmente es notada debido a un aumento en la formación de espuma de la orina.
- Hinchazón en el cuerpo, principalmente en los brazos, piernas y cara.
- Dolor abdominal.
- Dolor de cabeza.
- Visión borrosa.
- Cambios en las pruebas de función hepática.
Cuando la mujer embarazada con preeclampsia pasa a presentar cuadros de crisis convulsivas, llamamos al cuadro de eclampsia.
En relación al feto, los riesgos de la preeclampsia incluyen desprendimiento prematuro de la placenta, bajo crecimiento y desarrollo intrauterino y parto prematuro.
Te explicamos la preeclampsia en detalle en el artículo: ECLAMPSIA Y PREECLAMPSIA – Síntomas, Causas y Tratamiento.
Referencias
- 8 danger signs in pregnancy – Counselling for Maternal and Newborn Health Care: A Handbook for Building Skills.
- Urgent maternal warning signs – Council on Patient Safety in Women’s Health Care.
- Prenatal care: Second and third trimesters – UpToDate.
- Overview of the etiology and evaluation of vaginal bleeding in pregnancy – UpToDate.
- Preeclampsia: Clinical features and diagnosis – UpToDate.
- Eclampsia – UpToDate.
Autor(es)
Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.
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