¿Qué es la cistitis de luna de miel?
La cistitis postcoital, también conocida como cistitis de la luna de miel o síndrome de la luna de miel, o es el nombre que damos a la infección urinaria que se presenta dentro de las primeras 24 a 48 horas después del sexo.
Como ocurre con todos los casos de cistitis, esta forma también es mucho más común en mujeres que en hombres.
Contrario a lo que muchos piensan, la cistitis postcoital no es una enfermedad transmitida sexualmente ni está relacionada con una mala higiene personal de la pareja, aunque sea una infección que es efectivamente facilitada por el acto sexual.
En este artículo explicamos por qué el sexo es un factor de riesgo para el desarrollo de infección urinaria en las mujeres y qué hacer para prevenir la cistitis de la luna de miel.
Si deseas saber más acerca de otras causas de cistitis e infección urinaria, accede a nuestro directorio de artículos sobre el tema en el siguiente enlace: Artículos sobre infección urinaria.
¿Por qué se produce la cistitis?
La cistitis que surge después del sexo es igual a cualquier otra forma de cistitis de origen bacteriana. Por lo tanto, para entender la cistitis postcoital, necesitamos hablar rápidamente sobre qué es la cistitis en general.
Básicamente, hay tres tipos de infección urinaria:
- Cistitis: infección de la vejiga.
- Pielonefritis: infección de uno o ambos riñones.
- Uretritis: infección de la uretra, canal que drena la orina de la vejiga
La cistitis y la uretritis generalmente aparecen juntas y generalmente son causadas cuando una bacteria invade el tracto urinario. En más del 80% de los casos de infección urinaria, sea causada o no por sexo, la bacteria responsable es la Escherichia coli (E. coli).
La E.coli es una bacteria que vive naturalmente en nuestro intestino. En el tracto intestinal, excepto en situaciones específicas, la E.coli vive en perfecta armonía con nuestro cuerpo, no siendo responsable por cualquier enfermedad. Sin embargo, fuera del tracto intestinal, la E. coli puede ser muy agresiva.
La infección urinaria se produce cuando la E.coli, que debería permanecer en los intestinos, puede colonizar el área alrededor de la vagina. La colonización de la región vaginal es el primer paso para el desarrollo de la cistitis, una vez que las bacterias intestinales que consiguen establecerse alrededor de la vagina tienen más facilidad en penetrar la uretra y alcanzar la vejiga.
Aunque la E.coli sea de lejos la causa más común de infección urinaria, otras bacterias del tracto intestinal también pueden causar cistitis, entre ellas, Proteus mirabilis, Enterococcus y Klebsiella pneumoniae.
Las mujeres tienen más infección urinaria que los hombres debido a la entrada de la uretra, que en las mujeres está mucho más cerca del ano que en los hombres. Además, la uretra de la mujer es más corta que la del hombre, haciendo con que la ruta de la E. coli hasta a la vejiga sea menor. Es mucho más fácil, por lo tanto, una bacteria migrar desde el ano hasta la vejiga de la mujer que del hombre.
Como resultado, para que una cistitis aparezca, se requieren dos pasos:
- Colonización de la región alrededor de la uretra por bacterias del tracto intestinal.
- Invasión de la uretra y de la vejiga por estas mismas bacterias.
De ahora en adelante vamos a hablar específicamente sobre la cistitis postcoital. Si deseas más informaciones sobre la cistitis en general, lee el siguiente artículo: CISTITIS – Síntomas, Causas y Tratamiento.
Cistitis postcoital
Como explicamos anteriormente, la cistitis es causada por bacterias que ya existen en nuestro propio organismo, pero que se convierten en patógenas cuando cambian de hábitat.
Por lo tanto, contrariamente a lo que mucha gente puede pensar, la cistitis de la luna de miel no aparece porque el hombre lleva las bacterias del pene a la vagina de la mujer, sino porque el acto sexual favorece la entrada de las bacterias de la propia paciente en su uretra. Y es bueno recordar que la cistitis postcoital también ocurre después de relaciones sexuales entre dos mujeres e incluso entre dos hombres, no siendo de ninguna manera un problema exclusivo de las parejas heterosexuales.
No sabemos exactamente todos los mecanismos por el cual el sexo facilita la aparición de la cistitis, pero lo más probable es que la fricción causada durante el coito ayude a empujar hacia dentro las bacterias que ya están presentes alrededor de la salida de la uretra. También es posible que la fricción durante el sexo haga con que la salida de la uretra, llamado meato uretral, si abra varias veces, facilitando la entrada de bacterias. Cuanto más intensa es la actividad sexual, mayor es el riesgo.
Los estudios demuestran que mujeres jóvenes que en la última semana tuvieron relaciones sexuales durante al menos 3 días presentan un riesgo de desarrollar cistitis casi 3 veces mayor que las mujeres que no han tenido sexo en la última semana. Ya las mujeres que tienen relaciones sexuales todos los días durante una semana llegan a tener un riesgo 9 veces mayor de presentar cistitis.
El uso de un diafragma o preservativos que contengan el espermicida también aumenta el riesgo de infección urinaria después del sexo. Esto es porque las sustancias utilizadas como espermicidas parecen cambiar la flora bacteriana normal de la vagina de las mujeres, matando a las bacterias «buenas» y facilitando la colonización por bacterias que provienen de los intestinos.
Otra situación que incrementa el riesgo de infección urinaria después del sexo es la práctica del sexo anal alternado con sexo vaginal. Cuando hay penetración anal y luego penetración vaginal, existe una enorme migración de bacterias del intestino para la vagina, lo que obviamente facilita la aparición de cistitis.
El sexo anal, ya sea heterosexual u homosexual, es también un factor de riesgo para la infección postcoital en los hombres, pues al penetrar a la región del recto, el hombre sexualmente activo está llevando su uretra directamente al encuentro de una gran cantidad de bacterias intestinales.
Por lo tanto, el sexo vaginal es un factor de riesgo para infección urinaria en las mujeres, mientras que el sexo anal es un factor de riesgo de infección urinaria en mujeres y hombres.
¿Cómo prevenir la cistitis postcoital?
Como no es una infección de transmisión sexual, el uso de un condón no altera el riesgo de cistitis postcoital en la mayoría de los casos*. De hecho, como se explicó anteriormente, el condón inclusive puede aumentar el riesgo, principalmente si viene recubierto con espermicida.
* La excepción es el sexo anal activo, ya que el condón protege a la uretra del hombre, impidiendo que ella tenga contacto directo con las bacterias del ano de la pareja.
Orinar inmediatamente después de cada relación sexual es frecuentemente sugerido como forma de reducir el riesgo de cistitis. Supuestamente, orinar después del coito serviría para lavar la uretra, empujando para fuera las bacterias allí presentes.
Además, el pH ácido de la orina también ayudaría a reducir la actividad de las bacterias. A pesar de tener sentido, la eficacia de esta técnica no tiene comprobación científica. Ella probablemente ayuda, pero no sabemos con certeza. Siguiendo la misma lógica, algunos médicos recomiendan beber bastante agua después de la relación sexual también podría ayudar, ya que eso llevaría a un aumento del volumen de orina y de la frecuencia de la micción.
Otro consejo que tiene sentido teórico, pero no tiene la debida comprobación científica, es el lavado de la región genital con agua y jabón antes de la relación sexual. Es importante destacar que bastan agua y jabón neutro.
El lavado excesivo de la región genital, principalmente si hecho con productos antibacterianos, puede tener efecto inverso, ya que la flora vaginal natural puede ser eliminada, facilitando la colonización por bacterias patógenas. El secreto de la limpieza íntima es la moderación, no en exceso ni escasamente.
Mujeres con problemas de lubricación vaginal también tienen un mayor riesgo de cistitis después del sexo. Cuanto menos lubricada la mujer esté en el momento de la penetración, mayor será la fricción durante el acto. En las mujeres después de la menopausia, el uso de estrógeno en gel vaginal ayuda a mejorar la pérdida de lubricación que es natural de la edad.
Para obtener más consejos sobre cómo prevenir una infección urinaria, lee: 21 Consejos para prevenir la infección urinaria.
Antibióticos después del sexo
Entre todas las formas de prevención de la cistitis de la luna de miel, la que más se destaca por su eficacia se llama profilaxis antibiótica postcoital, que nada más es que una baja dosis de un antibiótico apropiado después de cada relación sexual.
La profilaxis postcoital está indicada en mujeres que tienen infección urinaria recurrente asociada al coito, es decir, 3 o más episodios de infección urinaria en el transcurso de un año, que están claramente asociadas con la ocurrencia de relaciones sexuales en las 24-48 horas antes del inicio de los síntomas.
Los antibióticos actualmente aceptados para la profilaxis postcoital son (todos en una sola dosis después del final de la relación sexual):
- Trimetoprim-sulfametoxazol 40 mg/200 mg.
- Nitrofurantoína 50 a 100 mg.
- Cefalexina 250 mg.
- Ciprofloxacino 125 mg.
- Norfloxacino 200 mg.
- Ofloxacino 100 mg.
En mujeres no embarazadas, el esquema más adecuado es el del Trimethoprim-sulfamethoxazol.
Ya en mujeres embarazadas, las únicas opciones permitidas son la Nitrofurantoína o Cefalexina (lee: Infección urinaria en el embarazo: síntomas, causas y tratamiento).
Referencias
- Recurrent Cystitis in Nonpregnant Women – Am Fam Physician.
- Recurrent urinary tract infection in women – UpToDate.
- Guidelines for the diagnosis and management of recurrent urinary tract infection in women – Can Urol Assoc J.
- Urinary Tract Infection (UTI) and Cystitis (Bladder Infection) in Females – Medscape.
- Effective Postcoital Quinolone Prophylaxis of Recurrent Urinary Tract Infections in Women – The Journal of Urology.
- Recurrent urinary tract infections in healthy and nonpregnant women – Urol Sci.
Autor(es)
Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.
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