¿Qué son las adenoides?
Las adenoides son dos pequeñas glándulas compuestas por tejido linfoide, semejantes a las amígdalas y a los ganglios linfáticos.
Nacemos con dos adenoides, las cuales se ubican en el punto más posterior de la garganta, específicamente en la región de la nasofaringe, que es donde se unen el final de la cavidad nasal y el comienzo de la faringe. A diferencia de las amígdalas, las adenoides no se pueden ver al abrir la boca, ya que se encuentran por encima del paladar (techo de la boca).
Las adenoides crecen durante la infancia y comienzan a retroceder alrededor de los 8 años. Cuando crecen demasiado, pueden causar obstrucción del paso del aire a través de la nariz.
Habitualmente, las adenoides son formadas en el séptimo mes de vida del feto, continuando su crecimiento hasta aproximadamente los 5-6 años de edad. A partir de los 8-10 años, las adenoides comienzan a retroceder, desapareciendo totalmente hasta la vida adulta.
Así como las amígdalas y otros ganglios linfáticos, las adenoides tienen como función la producción de linfocitos y anticuerpos, ayudando al organismo a defenderse de microorganismos que invaden las cavidades nasal y oral. Sin embargo, las adenoides no son esenciales y su retirada quirúrgica no parece causar ningún problema en el sistema inmunitario del paciente.
Hipertrofia de adenoides
Todos los niños tienen adenoides. Como acabamos de explicar, adenoides no es el nombre de una enfermedad, sino de una glándula que todo ser humano tiene durante la infancia.
El problema con las adenoides surge cuando estas crecen demasiado y llegan a obstruir el paso del aire por la cavidad nasal. Las adenoides grandes son conocidas como hipertrofia adenoidea.
Las adenoides se vuelven hipertrofiadas, generalmente en niños con repetidas infecciones de garganta. Es común que la inflamación de las adenoides, llamada adenoiditis, esté acompañada de amigdalitis y faringitis (lea: Dolor de garganta: síntomas y tratamiento).
Los niños con hipertrofia de adenoides o adenoiditis de repetición suelen presentar, además de los síntomas de dificultad respiratoria que serán explicados más adelante, cuadros de otitis media, sinusitis crónica y rinitis persistente.
Después de algunos episodios de amigdalitis/adenoiditis, las adenoides pueden pasar a albergar algunas bacterias, sirviendo como fuente para futuras infecciones respiratorias.
Síntomas
Las adenoides de tamaño normal no provocan ningún síntoma y desaparecen en la adolescencia sin provocar problemas. No obstante, en algunos niños con infección respiratoria recurrente, las adenoides pueden crecer, tornándose permanentemente hipertrofiadas durante toda la infancia.
Las adenoides hipertrofiadas pueden obstruir el paso del aire por la cavidad nasal, provocando alteraciones como respiración ruidosa, respiración permanente por la boca, apnea del sueño, ronquidos nocturnos, voz nasal, coriza persistente y sensación de oído tapado.
Las dificultades respiratorias son más comunes por la noche, pues cuando dormimos nuestra musculatura se relaja, aumentando así la obstrucción de las vías aéreas por las adenoides hipertrofiadas.
Los niños con adenoides grandes pueden tener pesadillas frecuentes, sueño irregular, sueño turbulento y episodios cortos de paro respiratorio, llamados apnea nocturna. El niño duerme mal y pasa el día irritado, cansado y somnoliento.
La hipertrofia de las adenoides hacen que los niños respiren persistentemente por la boca, lo cual produce alteraciones en la anatomía del rostro y de los dientes, provocando una apariencia llamada facies adenoidea.
Los niños con facies adenoidea característicamente poseen un rostro alargado, dientes incisivos prominentes, dientes agrupados, mandíbula poco desarrollada, labio superior corto, orificios nasales elevados y un paladar arqueado.
Tratamiento
Las adenoides hipertrofiadas solo comienzan a desaparecer a partir de los siete años de edad. Como muchos niños presentan complicaciones desde los 2-3 años, esto puede muchas veces significar al menos cuatro años de infecciones de repetición, dificultad respiratoria, sueño ineficaz y alteraciones en la anatomía del rostro.
El único tratamiento para las adenoides grandes es la cirugía, llamada adenoidectomía. Como las adenoides disminuyen espontáneamente con el tiempo, la indicación de la cirugía tiene que ser bien hecha, pesando los riesgos quirúrgicos con las complicaciones causadas por la obstrucción de las vías aéreas.
La cirugía para la remoción de las adenoides es generalmente indicada en niños con obstrucción grave de las vías respiratorias, principalmente en aquellos de 3-4 años con dificultades para dormir, con otitis media o sinusitis recurrente. En los cuadros más leves, el tratamiento se lleva a cabo con antibióticos y corticoides durante las crisis (amigdalitis/adenoiditis), sin indicación de cirugía.
Durante el acto quirúrgico para la retirada de las adenoides, frecuentemente las amígdalas también son removidas.
La adenoidectomía es una cirugía relativamente simple y corta, pero se realiza bajo anestesia general. El procedimiento lo realiza un médico otorrinolaringólogo.
Habitualmente el paciente queda interno por apenas un día. Si todo sale bien, el niño puede volver a frecuentar la escuela después de una o dos semanas (se debe evitar contacto con niños con infección respiratoria en las primeras dos semanas de postoperatorio).
Referencias
- Adenoid Hypertrophy – StatPearls.
- Enlarged adenoids – U.S. National Library of Medicine (NIH).
- Tonsils and Adenoids – American Academy of Otolaryngology–Head and Neck Surgery Foundation.
- Adenoidectomy – Medscape.
- Etiologies of nasal symptoms: An overview – UpToDate.
- Tonsillectomy and/or adenoidectomy in children: Indications and contraindications – UpToDate.
Autor(es)
Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.
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